lunes, 15 de febrero de 2010

Sin.Titulo*

Un olor enrarecido invadía su habitación; los niños se habían ido hacía dos días con Perengana a casa de la abuela y en el apartamento había un silencio casi sepulcral; se despertó con un fuerte dolor de cabeza y una presión en el corazón que le dolía y lo dejaba, por momentos, sin respiración.
A su alrededor todo estaba perfectamente impecable y en su lugar; sin embargo, observó su mesa de noche para confirmar que estuviera cómo la había dejado la noche anterior: un libro ocupaba la esquina izquierda y sobre el estaban aquellas gafas para leer de carey que ella le había comprado años atrás cuándo todavía el amor habitaba en su corazón; a lado derecho estaba el reloj cuyo tic.tac sonaba incesante y acusador cómo el martillazo que un juez, en pleno juicio, realiza para dar por terminado este después de anunciar una culpabilidad.

La cama tendida, mostraba arrugas que dibujaban el cuerpo de aquel hombre que tras despertarse adolorido del alma entendió que era hora de partir. Entró al baño de los niños y pulso hacía abajo la tapa de el jabón del Pato Donald; un jabón liquido, aguado y poco espumoso salió del tarro, se juagó entonces las manos y volvió a su habitación; abrió el primer cajón de ¨su mesa de noche¨ y sacó el jabón antibacterial, estaba casi medio, pero en un desespero abrupto por quedar con sus manos y brazos limpios, lo gastó todo. Se sentía sucio, invadido por una especie de virus con nombre y color.
El olor rojo a hierro era cada vez más fuerte; no pudo evitar mirar hacía su baño mientras salía de la habitación y se dijo: ¨Adiós mujer, te dejo sola para siempre; ya no me interesas màs… no habrán mas ruegos para que me beses, quedate con tu frialdad…¨y acto seguido salió del apartamento.

Al estar en el primer piso se acercó al portero y sacando unos cuántos billetes los puso en la barra de la portería y dijo: ¨Hernán, sospecho que algo malo le ha sucedido a mi esposa; desde anoche entró al baño con el fin de relajarse un poco en la tina; y al despertar esta mañana no la vi en mi cama; no me atreví a entrar porque a ella no le gusta ya que la mire desnuda y un olor nauseabundo invade el apartamento; necesito de usted varios favores..¨

Hernán lo miró asombrado, sintió un vacío y su mente se puso en blanco; los porteros suelen saber más de los inquilinos que ellos mismos, conocen sus secretos más escondidos y los acontecimientos más secretos; deducen situaciones y sacan sus propias conclusiones, podrían escribir libros enteros de historias ajenas; son los detectives perfectos… así que supo lo que pudo haber pasado…- ¨Los Señores XY llevaban 8 años viviendo en ese edificio; cuándo llegaron tenían un niño de 2 y al año de su estadía nació el segundo; parecía ser una pareja feliz y trabajaban arduamente para mantener ¨su status¨ y dar a sus hijos la mejor vida posible; cómo era de esperarse, la Señora Y era una madre ausente que se preocupaba màs por su trabajo, su cuerpo, sus arrugas y los cocteles, que por sus hijos; así que contrataron a Perengana como niñera y desde entonces ella se convirtió en la imagen materna de los niños. El Señor X un gran ejecutivo, siempre un fue bonachón de tan solo buenas intenciones, un hombre perdidamente enamorado de su esposa y afanado por complacerla en cuánto pudiera para sólo verla sonreír o recibir de ella, al menos, un beso ¨esquiniado¨ como recompensa al esfuerzo laboral y monetario al que se sometía el Sr. Para darle grandes regalos y llevarle sus caprichos. Era obvio que ella no lo amaba ya, si es que alguna vez lo hizo, y que no tenían una vida sexual por lo que se pudo enterar Hernán. El esposo viajaba constantemente y sus hijos pasaban grandes temporadas donde su abuela junto con Perengana. La señora entonces ¨muy acongojada¨ por la ausencia de su esposo e hijos, buscaba la grata compañía de un Señor que llegaba siempre en un mazda 6 negro con vidrios polarizados y lo estacionaba ( por orden de la Señora) en el parqueadero de su esposo. ¨Bueno, al menos siempre es el mismo¨ pensaba Hernan, ¨a alguien le era fiel la Señora¨: a su amante.-
Reconstruyendo esta historia en su cabeza casi hueca, el portero no pudo más que disimular su temor y al coger el dinero asintió con la cabeza al Señor indicándole que haría lo que él le pidiese.

Entonces el Señor X comenzó: ¨Le entrego mi BB, úselo para hacer las llamadas pertinentes y luego quédeselo, lo pasé a su nombre asì que es suyo; por el pago mensual del paquete no se preocupe.. pagué un año por adelantado; llame en primer lugar a Perengana, dígale que debe quedarse unos días más con los niños donde mi madre, ella tiene una cuenta a su nombre y yo he consignado lo suficiente para que compre lo que necesite por unos días más y no tengo que pedirle a ¨la abuela¨ ; llame a mi abogado y dígale que en el cajón ¨que sabemos¨ está el sobre de manila que acordamos, lo puede abrir en 2 días.
Llame a un contacto que aparece con la letra A, de amante, dígale que le dejo libre para que haga con mi esposa lo qué bien le parezca; aunque creo que, ya hizo con ella lo que quiso y lo que no… la tuvo tanto tiempo y de tantas formas, que pudo haber agotado el kamasutra o bien pudiera escribir un libro al respecto; mi esposa lo espera plácidamente en la bañera, desnuda y con una botella de vino tinto.
Por último llame a la policía, aquí están las llaves para que puedan abrir la puerta de mi apartamento sin problema; explíqueles que hubo algunas complicaciones anoche y que tal vez mi esposa necesita alguna ayuda.

Yo me voy… me voy para no volver jamás; trabajo en un edificio de 16 pisos, desde joven siempre deseè tener una gran oficina en los altos de un edificio con prestigio; el de mi empresa, tiene un plano en la parte superior desde donde se ve la ciudad… siempre quise volar, intenté varias veces tirarme de parapente o desde un helicóptero con paracaídas pero mi esposa siempre me decía que no iba a ser capaz y así fue, ella siempre me creyó un incompetente para realizar mis sueños y ¨un gran hombre¨ para llevarle sus caprichos.
Pues bien Hernán, ahora que ella no está podré realizar mi mayor sueño: volar… Volar sin miedo ni preocupaciones, sentirme libre hasta el último momento en el que esté consciente; por fin seré yo mismo!… hasta luego Hernán, el cielo me anhela y el miedo se escurre en mi piel; haga lo que le digo por favor… el infierno con mi esposa en la puerta me esperan, si no pudimos estar juntos en la tierra lo estaremos allá, donde se suponen que van los que pecan o hacen mal…¨

Después de esto, el Señor X, salió sonriente, paró un taxi, se montó y se alejó del edificio..